Tengo miedo a perder la maravilla de tus ojos de estatua y el acento que de noche me pone en la mejilla la solitaria rosa de tu acento.
Tengo pena de ser en esta orilla tronco sin ramas; y lo que más siento es no tener la flor, pulpa o arcilla, para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío, si eres mi cruz y mi dolor mojado, si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado y decora las aguas de tu río con hojas de mi otoño enajenado.
FEDERICO GARCÍA LORCA
SONETO
Se entró mi corazón en esta nada, como aquel pajarillo, que volando de los niños, se entró, ciego y temblando, en la sombría sala abandonada.
De cuando en cuando, intenta una escapada a lo infinito, que lo está engañando por su ilusión; duda, y se va, piando, del vidrio a la mentira iluminada.
Pero tropieza contra el bajo cielo una vez y otra vez, y por la sala deja, pegada y rota, la cabeza...
En un rincón se cae, al fin, sin vuelo, ahogándose de sangre, fría el ala, palpitando de anhelo y de torpeza.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
SONETO
Te me mueres de casta y de sencilla: estoy convicto, amor, estoy confeso de que, raptor intrépido de un beso, yo te libé la flor de la mejilla.
Yo te libé la flor de la mejilla, y desde aquella gloria, aquel suceso, tu mejilla, de escrúpulo y de peso, se te cae deshojada y amarilla.
El fantasma del beso delincuente el pómulo te tiene perseguido, cada vez más potente, negro y grande.
Y sin dormir estás, celosamente, vigilando mi boca, ¡con qué cuido!, para que no se vicie y se desmande.
MIGUEL HERNÁNDEZ
TE QUIERO
Te quiero.
Te lo he dicho con el viento, jugueteando tal un animalillo en la arena o iracundo como órgano tempestuoso;
te lo he dicho con el sol, que dora desnudos cuerpos juveniles y sonríe con todas las cosas inocentes;
te lo he dicho con las nubes, frentes melancólicas que sostienen el cielo, tristezas fugitivas;
te lo he dicho con las plantas, leves caricias transparentes que se cubren de rubor repentino;
te lo he dicho con el agua, vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo, te lo he dicho con la alegría, con el hastío, con las terribles palabras.
Pero así no me basta; más allá de la vida quiero decírtelo con la muerte, más allá del amor quiero decírtelo con el olvido.
LUIS CERNUDA
GACELA DEL AMOR DESESPERADO
La noche no quiere venir para que tú no vengas ni yo pueda ir.
Pero yo iré aunque un sol de alacranes me coma la sien. Pero tú vendrás con la lengua quemada por la lluvia de sal.
El día no quiere venir para que tú no vengas ni yo pueda ir.
Pero yo iré entregando a los sapos mi mordido clave. Pero tú vendrás por las rubias cloacas de la oscuridad.
Ni la noche ni el día quieren venir para que por ti muera y tú mueras por mí.
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